
Mañana se juega. Hoy se agradece.
Comisión de Prensa (Edición Especial – 1 día antes del partido de 11)
De un tiempo a esta parte, los miércoles dejaron de ser miércoles.
No por algo filosófico ni existencial, sino porque existe un grupo de padres que se toma demasiado en serio el hecho de juntarse "a jugar al fútbol".
Y dentro de toda esa estructura imaginaria —Presidente, Comisión Deportiva, Comisión Gastronómica, el lesionado que hace el asado, el que trae la pelota, las pecheras, el que las olvida— hay un rol que nunca se votó pero que quedó firme:
El que cuenta lo que pasa.
No hablamos de un corresponsal internacional.
No hablamos de un tipo rodeado de fuentes, carpetas y off the record.
Hablamos de uno de nosotros que, después de correr 60 minutos como todos, vuelve a la casa, se baña, cena algo y se sienta a escribir la historia del miércoles (o a lo sumo al otro día a la mañana).
Y si hoy estamos a horas de debutar en la cancha grande del Club San Martín de Monte Grande, si de pronto somos once y no cinco, si el grupo se mantiene vivo incluso cuando no estamos jugando, si hay ansiedad, emoción, discusiones tácticas, arengas, pases que no se olvidan y picardías que se cuentan como hazañas… es porque alguien narra.
Y cuando algo se narra, existe y dura toda la semana.
Cuando no, sólo pasa.
Ese “alguien” es Iñaki.
Primer partido de 11
Mañana.
Sí, mañana nomás.
Después de aquel fútbol 5 apretado, del 7 caótico, del 9 “según disponibilidad”, llegamos a lo que parecía imposible: el 11.
La cancha grande del Club San Martín, luz fría, sensación de que todo es un poco más serio aunque no haya nada serio en absoluto.
Y como corresponde a la ocasión, queríamos que esta vez la previa no venga sólo de él.
Así que esta previa es para él.
¿Por qué?
Porque nos convencemos de que venimos a jugar al fútbol. Chamullo. En verdad, venimos a pertenecer. A ser parte de una épica chiquita, íntima, doméstica y enorme.
Una épica que se escribe todas las semanas y que no sería nada sin el que la escribe.
Porque los partidos pasan.
El frío pasa.
La amarilla y la Naranja se lavan.
El golpe en el gemelo se olvida.
Pero cuando llega la crónica, esa que trae metáforas donde otros vemos torpezas, épica donde otros ven cansancio y sentido donde otros vemos “un miércoles más”…
Ahí sucede lo que importa.
Ahí se arma la película.
Ahí se arma la mitología.
Ahí volvemos a ser pibes, hinchas, capitanes, ídolos y villanos temporales.
Ahí nos reímos de nosotros mismos con la nobleza de quien entiende el juego completo.
Gracias, Iña
Porque si el fútbol es excusa, vos sos parte de esa excusa.
Por sostener el jueves cuando el cuerpo tiene resaca y recuerdos de que los años no vinieron solos.
Por darle épica a nuestros goles feos y sentido a las derrotas pequeñas.
Por hacer de cada uno un personaje, sin dejar de tratarnos como amigos.
Por recordarnos, todas las semanas, que lo importante no es ganar:
es seguir juntándonos.
En nombre de la Comisión de Prensa (Suplente y Enteramente Improvisada), de la Comisión Directiva, Deportiva y Gastronómica (que no falte el carbón), del mago que mañana hace el asado, y de todos los que encontramos en este juego algo más grande que el juego:
¡GRACIAS POR TANTO!
Nos vemos en la cancha grande.
Ahí donde los relatos se vuelven historia.
Y donde, esta vez, te toca a vos aparecer en la primera línea.
Todos
Los Papis & Amigos del Euskal.

La imagen de la playa:
Sintetiza lo que significa el miércoles para nosotros.
La ola es la previa: la energía que se arma antes de jugar, el chat, las chicanas, la expectativa.
La palabra “periodista” aparece dentro de esa ola porque el relato de Iñaki forma parte de ese movimiento: su crónica estira el partido antes y después, y hace que el miércoles dure más de un día.
El estadio de arena representa que de ahí venimos pero construimos juntos algo más grande, con identidad, pero también frágil y que necesita ser cuidado.
Al mismo tiempo, el balde y la palita es una marca clara de lo que pasa cuando nos juntamos: por un rato volvemos a ser chicos, jugando sin otra finalidad que estar ahí, compartir y disfrutar lo que se arma.Y la playa, lejos de una cancha formal, recuerda que esto no es solo fútbol.
Es una excusa para encontrar pertenencia, humor, rutina compartida y algo dispersamente nuestro.
En síntesis:
La imagen muestra que el miércoles no es solo el partido.
Es el volver a jugar como cuando éramos pibes.
