SANTI REMEDIO

October 16, 2025•2 min read

Con motivo de la cuarta jornada del certamen de Papis, como siempre llevado a cabo en el Club San Martín de Monte Grande, el Amarillo volvió a ganar y sigue invicto. Por 8 a 4 y sin dudas en el haber, los liderados por Lucas Pintos desnudaron falencias y acreditaron regocijo. En la naranja opuesta, visiblemente castigada durante los 60 minutos, solo quedaron críticas, reproches y la preocupación de una semana que no será fácil.

Desde el arranque, todo fue para la ganadora. Segundos pasaron para que Santi pusiera el 1 a 0. Sin habernos acomodado del todo, una pelota en profundidad le dio la chance al más joven… y a cobrar. Veloces y violentos, los canarina fueron despellejando a un rival ausente. Inclusive, sin la respuesta deseada del golero Iñaki (su peor partido en esta nueva faceta), los gritos se fueron sucediendo uno tras otro. Juan Pablo, Leo Melli y el mismo niño goleador —dueño del título— llevaron la cuenta a cinco de ventaja. Un bochorno.

Sin dar muestras de carácter, la polémica se presentó como aliciente. Un dudoso penal sobre el Pela y el posterior grito del Oso Blanco sacaron a los orange boys del fondo de la olla. No obstante la ilusión —y esas ganas de “parejo hasta el final”—, los amarillos volvían a convertir. Con juego desde las puntas y agresividad en el área ajena, la goleada seguía su curso.

Recién hacia el final, a pocos minutos del cierre, el Naranja intentó. Desde un gran desempeño del Oso Negro (de los más rescatables en el elenco perdedor) y con dos goles en su haber, las partes buscaron acercarse. Claro que, tras una nueva contra y un sinfín de personas corriendo, el Submarino marcaba uno más.

En definitiva, no le busquemos el culo a la jeringa: hubo un claro ganador, el fútbol nos regaló otra velada excepcional, y por San Martín se aplicó el Santi Remedio.