
¿DÓNDE ESTÁS, AMOR DE MI LISTA, QUE NO TE PUEDO ENCONTRAR?
Arranca la semana. Solo pasaron algunos minutos desde la vuelta al ruedo. La casa se va despertando, el auto ya está en la vereda, y desde el trabajo llegan los primeros mensajes. En medio de un desayuno poco creíble, todo aparenta ser normal.
Como parte del caos rutinario, amanecen las noticias. La familia avanza en aparente orden, algún amigo se adelanta al “buen día” y la derrota con el lavado de dientes infantil es un hecho.
Son más de las ocho y, siendo lunes, aceptás el reto: aquello tan bueno vivido 48 horas atrás hoy es el principal objetivo para aguantar lo que vendrá. Mirás por decimocuarta vez el celular y nada. Tocás el “parlantito” y lo sacás del modo silencioso; aun así, cero.
Estás nervioso. Si bien ocultás la duda, los que te miran saben que algo pasa. Desde el grupo, solo silencio. Algún meme enciende las alarmas e ilusiona, pero queda en eso. En el ya mencionado trabajo llegan los CTL (Conflictos Típicos del Lunes): una sumatoria de situaciones impostergables que te recuerdan el lado B de lo que tanto te gusta. No aguantás más y, cerca del mediodía, estás a punto de preguntar.
De repente, como si poco le importara su ausencia, estalla la quietud. Despampanante, urgente y atrevida, más de veinte ordenados renglones ofertan la mejor de las vistas. Soñada por todos, próxima a desmantelarse durante tres días, hace su entrada “La Lista”. Felizmente respirás.
Como novia en casamiento, como aguinaldo un 23 de diciembre, aquel compendio de espacios prestos para completar, asume la piedra fundamental de un nuevo miércoles de fútbol. Rosagante y caprichosa, no solo resuelve el problema: en primera instancia nos obliga a anotarnos y, en segunda, otra vez a comenzar la tan esperada previa.
Bienvenidos.

