EL YELLOW SUBMARINE DE GUILLÓN
Acorazado escondido, meticulosa máquina de matar y de tonalidad poco obstinada. Servil y distraído, cuando nadie se lo esperaba, emergió de las profundidades y vaya daño que terminó haciendo. Puso en movimiento el operativo distracción, cantó canciones de rock británico y mostró una alucinógena trama de colores. En medio de la confusión, en cuestión de minutos, aplastó (mejor dicho, borró del mapa) a su adversario. Criteriosa comparación; no más preguntas, señor Juez.







